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UC - Críticas

País: Japón.

Año: 2013.

Duración: 126 min.

Género: Animación.

 

Dirección y guion: Hayao Miyazaki.

Producción: Toshio Suzuki.

Música: Joe Hisaishi.

Distribuidora: Vértigo Films.

 

Estreno en España: 25 Abril 2014.

Calificación por edades: No recomendada para menores de 7 años.

Interpretación: -

 

EL CANTO DEL CISNE DEL MAESTRO MIYAZAKI

 

La esperada última película de Hayao Miyazaki venía auspiciada por el anuncio de su retirada, para la cual había elegido como su canto del cisne la historia de un chico miope con el sueño de volar, quizá porque su vista cansada le dificultaba cada vez más alzar el vuelo con sus dibujos. Aún así, él, que desplegó imaginación a raudales en otros cuentos delicados como ‘Mi vecino Totoro’ (1988) o ‘El castillo ambulante’ (2004), sabía que esta historia iba a ser más cruda al contar la hazaña de un soñador que, a la postre, acabaría creando un arma de guerra. A efectos, y quizá por eso, es obvio que esta no es su mejor obra ni la más redonda, pero sí la más adulta y complicada, carente de florituras aunque dotada, como siempre de la delicadeza que acompañó siempre a sus dibujos artesanales.




SINOPSIS: Jiro Horikoshi es un chico de provincias con un sueño recurrente: construir aviones, ya que sabe que su miopía jamás le dejará volar. En su tenacidad viajará a Tokio para empezar a trabajar como ingeniero en una época de preguerra en la que el ejército nipón compraba los diseños a Alemania. Pero gracias a su creatividad acabará por fabricar el primer caza japonés, muy a su pesar.


 

Que el trabajo de Miyazaki le define como artista más allá del mero cineasta se hace obvio viendo su trabajo desde la televisión, pasando por sus grandes títulos propios hasta desembocar en la que (con permiso de Totoro) quizá sea su mejor obra: la oscarizada ‘El viaje de Chihiro’ (2001); todas dotadas de una ternura mecedora para un espectador que no podía si no perderse en un universo creado para la ocasión. Sus cuentos con mitología propia siempre han estado dotados de una filosofía en la que la inocencia, el pacifismo y la naturaleza se conjugaban con la ciencia y la imaginación. ‘El viento se levanta’, su última película, mantiene esa forma en su discurso y tempo mostrando una obra delicada, sí, pero al carecer de toda esa fantasía el fondo se antoja algo más errático.



Esto no quiere decir que ‘El viento se levanta’ sea una película coja, es más, podría decirse que hasta la peor película de Miyazaki es una gran película. Lo que pasa es que, no en vano, nos encontramos con una historia incómoda incluso para el Miyazaki pacifista que, aún con todo, se lanzó al vacío insuflando aires de optimismo a la adaptación de la biografía del responsable de crear los el famoso caza Zero de su país. Y es que resulta sorprendente como el seductor tono de Miyazaki consigue imponerse al subtexto bélico. No obstante, su desarrollo responde inevitablemente en gran medida a los cánones de cualquier género biográfico, apenas permitiéndose un par de aspiraciones oníricas, lo cual, sumado a un metraje algo excesivo, hacen del resultado una cinta de animación imposible para el público infantil y que (sin caer en la fatalidad de ésta) entronca con otra de ventoso título llamada ‘Cuando el viento sopla’ (Jimmy T. Murakami, 1986). Pero es que, al igual que ésta, la última película Miyazaki y al contrario de todas sus anteriores, no está pensada para los ojos de los niños, sino para adultos con el brillo de la infancia en su mirada, entre otras cosas porque hace falta un poco de perspectiva para entender que “cuando el viento se levanta, hay que vivir”.




UC (Manu Cabrera).

TRAILER